Una cosa a la vez.

Siempre estoy buscando formulas, métodos, remedios, hábitos, recomendaciones para convertirme en una mejor versión de mí. Ya sea físicamente, espiritualmente, mentalmente… Pero, a veces, o mejor dicho, muy seguido quiero hacer todo a la vez. En otras palabras: comienzo mi faceta de ser más “healthy” entonces decido inscribirme al reto de 28 días de comida saludable, comienzo el régimen de ejercicio en el que después de 30 días podré hacer 100 push-ups, compro el magnesio para dormir mejor, el té para mejorar la digestión, el pan sin todo lo malo, el postre sin culpas, etc. etc. etc…

Durante la primer semana suelo estar muy emocionada: preparo la comida con tiempo, amanezco temprano para hacerme de desayunar y llevarme snacks, dejo la maleta preparada con ropa de ejercicio y tennis para cambiarme en la oficina e irme directo al gym… Estos esfuerzos consumen todo mi tiempo adicional pero no me importa porque estoy sentando las bases para un nuevo y mejor estilo de vida.

Después de la primer semana, como a mediados de la segunda, me comienzo a dar cuenta que no me queda tiempo para descansar: para ver la tele, para respirar, para sentarme a revisar mi teléfono sin pensar un rato. Esto me comienza a generar un poco de tensión y, poco a poco, esta tensión supera mis ganas por querer tener brazos marcados, abdomen planito, piel reluciente… Hasta que de pronto, mi faceta “healthy” termina.

Pensaría que después de tantos fracasos ya hubiera suprimido las ganas de querer cambiar todo de un solo intento. Pero no, seguimos aquí en la lucha… Aunque, ahora que me siento a analizar mi vida (después de haber vivido recientemente otro de estos fracasos), me doy cuenta que sí he logrado un cambio…

No recuerdo exactamente qué fue lo que me motivó hacerlo, o en qué momento me hizo “click” y decidí intentarlo pero, ya llevo aproximadamente 6 meses con una alarma en mi teléfono que me avisa a qué hora me debo ir a acostar. Fue un cambio extremadamente sencillo que ha tenido un impacto positivo en mi vida más grande de lo que imaginaba.

Decidí poner una alarma a las 10:30PM que me avisa que es hora de irme a acostar. Esto significa que debo dejar de ver la tele (o lo que estoy haciendo) para subirme a mi cuarto y preparar todo para dormir. No necesariamente me tengo que dormir a esa hora, simplemente prepararme: ponerme piyamas, meterme a la cama, apagar luces y preparar todo el “mood” de mi recamara listo para dormirme.

Durante este tiempo aprovecho para desmaquillarme, lavarme la cara, ponerme cremas y, en ocasiones hasta mascarillas. Antes, cuando subía a dormir muy tarde y ya con sueño, muy apenas me lavaba la cara porque lo único que quería era ya dormirme. La alarma me ha permitido ser consistente con mi rutina de limpieza de cara algo que jamás había logrado en mi vida (sin exagerar).

Procuro a esta hora también dejar de revisar y contestar mensajes. Lo tomo como un tiempo para mi, en dónde no le tengo que responder a nadie y mi único deber es hacer cualquier cosa que yo quiera para dormir tranquila.

Aunque muchos dicen que las pantallas son malas para dormir, a mi me encanta poner videos de Youtube en la tele para arrullarme. Ver videos de maquillaje y de planning (personas que escriben y decoran en sus agendas) me llena de paz y me relaja. Usualmente programo unos cuantos videos, dejo el volumen de la tele algo bajo y los dejo correr a hasta quedarme dormida. (P.D. Cuando siento que el sueño no va a llegar pronto, busco un video de hipnosis o meditación guiada para dormir o relajar, con ese seguro duermo tranquila.)

Siempre había sido muy desvelada y, por ende, muy mala para despertarme en las mañanas. Esto me llevaba a estar de mal humor, irritable y empezar mis días acelerada. Ahora, suena mi alarma en la mañana, y gracias a que me duermo más temprano, me puedo quedar como una hora u hora y media en mi cama antes de empezar mi día. Me encanta. Amanezco descansada y comienzo mi mañana a mi paso. Y, aún más importante, son menos los días (porque aún los hay) en los que me siento irritable o cansada.

Nunca pensé que un cambio tan pequeño y tan sencillo iba a tener un impacto tan positivo en distintas áreas de mi vida: en la calidad de mi sueño, mi salud mental, mi estado emocional y el cuidado de mi piel.

Pienso ahora que quizá, en lugar de querer hacer tantos cambios a la vez, es verdad lo que dicen: empieza con 1 cosa. La que quieras. La que te sea más facil. La que te llame más la atención cambiar. Agrega más buenos hábitos en tu vida para que cada vez quede menos espacio para los malos y verás que poco a poco el impacto positivo se va multiplicando.

17 thoughts on “Una cosa a la vez.

  1. Me encanto el post! Totalmente de acuerdo: un pequeño cambio a largo plazo es todo el cambio del mundo!!!!

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  2. Si totalmente de acuerdo yo me abrumo cuando quiero empezar mi “healthy mode” y me desespero y lo dejo de hacer. Empezaré con una cosa a la vez! 😘

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  3. Dani!!! Buenísimo! Yo también pongo mi bedtime alarm y me ayudo muchísimo! Pero yo a las 10 jajajaja! Te mando un besote!

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  4. Me identifiqué muchísimo! Un cambio pequeño y tal vez llevar un registro con impacto de ese cambio hacen diferencia enorme. Felicidades Dany!

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