Solía describirme como una persona que batalla en despertar por las mañanas, pero he decidido cambiar la narrativa y describirme mejor como una persona que “disfruta de mañanas tranquilas y sin prisas”. Me gusta despertarme y tener mucho tiempo para estar en la cama antes de tener que pararme a empezar mi día. Antes, mientras terminaba de agarrar valor para salir de las cobijas y comenzar mi día, tomaba mi celular y veía redes un rato.
Cuando sucedía esto, comenzaba una batalla dentro de mí por querer ser más productiva sintiendo que estaba desperdiciando el tiempo pero también quería estar gozando sin prisa alguna. Qué horrible manera de empezar el día, ¿no? Sentimientos encontrados, juzgándome desde la primer hora…

En mi mundo ideal me imagino amaneciendo sin alarma y descansada, me estiraría un poco (¿quizá algo de yoga?) y me prepararía un agua caliente con limón y vinagre de manzana que me tomaría mientras escribo mis Morning Pages. Después, me pasaría a meditar unos 15-20 minutos y, al terminar me prepararía una taza de café para sentarme un rato en la computadora a contestar correos, leer Newsletters y escribir un poco. Pasando esto, tendría ya la energía y estaría lo suficientemente despierta para salir a caminar mientras escucho algún podcast: ya sea de noticias o de bienestar (si son fans de los podcasts, les recomiendo inscribirse a mi Newsletter donde les incluyo recomendaciones). Después de mi caminata de 40 minutos, terminaría mi sesión de ejercicio con un poco de strength training (unos 20 minutos, solamente). Y con eso, estaría lista para comenzar a alistarme e irme a la oficina.
Para poder hacer todo esto, claramente me tendría que levantar a las 5:00AM y, la verdad es que si batallo para activarme a las 7:00AM, no quiero saber la tortura que sería para mi despertar todos los días a las 5:00AM. En Youtube me la paso viendo videos de personas que describen su “morning routine” y me fascina verlas, me encanta como cada quien disfruta de su mañana e incluye diferentes actividades y rituales por distintas razones. Después de ver tantos, lo que me he dado cuenta, es que cada mañana es distinta para cada quién. No existe la rutina óptima. No existe aquello que le funciona a todos.
Como todo en esta vida, sin querer queriendo, he comenzado a hacer mi propio rutina mañanera mágica para mi. Me di cuenta que, como en muchas ocasiones, esto ha sucedido porque dejé las cosas fluir. He estado escuchando mi cuerpo y agregando únicamente aquellas cosas que me han hecho sentirme mejor. Poco a poco, sin forzarlo, ni querer hacer muchos cambios a la vez. Por las mañanas soy una persona que requiere de un trato con más amor y gentileza, las rutinas por la tarde pueden cambiarse con mayor prisa, pero por las mañanas, mejor con pincitas.

Recientemente tomé un taller con Sharooh Izadi, autora de The Kindness Method, donde habla de cómo cambiar hábitos partiendo desde el amor propio. Partiendo desde el pensar que ya como eres, eres perfecto, pero tu eliges cambiar porque quieres entenderte y conocerte mejor. Y eso justo es lo que he comenzado a hacer:
Ahora en la pandemia, por falta de actividades sociales entre semana o clases después de la oficina, llego a mi casa a las 7PM y ceno a eso hora, me está encantando. Cenar a las 7 significa que me voy a dormir más ligera y no me tengo que esperar a sentirme menos llena. Después de cenar me tomo algún té mientras trabajo un poco en este blog o veo la tele con mi esposo. A las 10:30PM suena mi alarma para irme a dormir y me voy a mi cuarto con una taza de agua caliente con magnesio.

Aunque no tenga sueño siempre subo a mi recámara y preparo mi cuarto: pongo algún aceite esencial en el difusor, prendo pocas luces (lámparas), aseguro la temperatura de la habitación sea la adecuada para invitarme a quedarme ya quieta, me lavo la cara y me pongo las piyamas. Me acuesto en la cama con un libro y leo mientras me tomo mi agua calientita. Este momento me llena de paz y tranquilidad, simplemente describiéndotelo aquí me emociona pensar que en algunas horas estaré cerrando mi día de esta manera. A partir de esta hora ya procuro no tomar mi celular, dejo especialmente de leer mensajes. Busco evitar cualquier cosa que podría acelerar un poco mi mente, ya es momento de desconectar y enfocarme solamente en mi. Este ritual me permite sentar las bases para poder amanecer descansada y procurar tener la mejor mañana que podría tener.

Este ritual asegura que cada vez pueda comenzar mi mañana despertando tranquilamente y disfrutar de la mañana despacio. Sé que les describí mi mañana perfecta, sin embargo, ahorita mis mañanas solamente consisten en despertarme a las 7AM y leer un rato. A las 8:15 tomo mi celular, pero ya no para entrar a navegar en redes, sino para comenzar una sesión de tapping dada por una amiga por Instagram. Cuando la termino, me empiezo a alistar para salir a la oficina.
Por lo pronto he decidido que si no me voy a despertar a hacer toda la lista de actividades que les comento me gustaría hacer, mínimo hago estas, y eso está perfecto. Mi plan es poco a poco lograr despertarme cada vez más temprano para poder levantarme a hacer más cosas por la mañana, pero siempre escuchando mi cuerpo y agregando una cosa a la vez.
¿Llegaré a ser una persona que se levanta a las 5AM a conquistar el mundo? Quien sabe. Pero por lo pronto, trabajaré en escucharme e incluir actividades que me hagan sentir bien. Diseñaré mi rutina, me enfocaré en incluir actividades pequeñas y de valor. Y eso, está perfecto.
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